El decano de Ingeniería destacó los alcances de la primera diplomatura vinculada con las energías limpias, que se implementó en 2017. Y puso en valor que en torno de la formación académica surgió un perfil de asociatividad entre los asistentes que propició la gestación de proyectos en común. Objetivo no buscado que pretenden replicar en la segunda edición.
“En la primera Diplomatura teníamos algunos objetivos de formación y nos encontramos que en el desarrollo se fue gestando, además, de la formación, un grupo intereses conjuntos. Hubo un diferencial en la capacitación y fue la posibilidad de ver una alternativa laboral o comercial en las energías renovables”, señaló el ingeniero Marcelo Spina, respecto de los alcances que tuvo la primera edición.
El decano de la Facultad de Ingeniería valoró “la posibilidad concreta de ver en las energías renovables una alternativa laboral o alguna veta comercial y la continuidad en el tiempo de esos grupos que se fueron consolidando y respondieron a todos los desafíos que fuimos planteando a lo largo del curso” de la Diplomatura Universitaria en Energías Renovables y Tecnologías para el Desarrollo Sustentable.
En realidad, la oferta académica sirvió como un disparador que “no esperábamos porque el grupo era muy diverso en formación, en procedencia y demás, pero cuando empezó a transcurrir la Diplomatura se fue encontrando esto que fue diferencial de la capacitación”, enfatizó Spina.
¿Cuál fue el perfil del centenar de asistentes a la primera edición? “Fue heterogéneo, hubo gente mayor, no todos eran profesionales, es más, la mayoría no tenía título universitario y casi hubo una igualdad de género”, precisó el decano de Ingeniería. De los 100 inscriptos iniciales, “casi 80 cumplieron con todas las actividades”, consignó.
Por eso, después de ese éxito inaugural, “cuando pusimos este segundo desafío pensábamos que se iba a reducir la cantidad de interesados y tenemos 70 anotados, un número importante”.
“La pata más académica del Polo”
Los contenidos que se desarrollarán en esta oportunidad serán “similares aunque hay algunos seminarios nuevos, para que el grupo anterior pueda aprovechar porque quedo muy pendiente esto de cómos se sigue ahora y vamos a tratar de encontrar actividades a los anteriores para seguir atrayéndolos”, planteó el decano.
Los aspirantes a la diplomatura, del año pasado y en esta edición, “son de Olavarría, de Tandil y de la región. Por eso, ubicamos las clases estratégicamente los viernes, con algunos laboratorios de visita los sábados”.
De esa matrícula, casi un 50% está integrada por alumnos y “vamos notando de nuestra área de curso de la facultad, como un delay entre la promoción (de los eventos) y el momento que arranca, que recién ahí empiezan a aparecer interesados. Es como que estamos llegando medio tarde a la decisión”, evaluó.
A modo de cierre, Marcelo Spina puso en valor la posibilidad de formar recursos desde la FIO, teniendo en cuenta que ésa “es la pata más académica que va a tener el Polo de ingeniería en Energías Renovables y Tecnología Ambiental”.