La producción de energía a partir de los residuos orgánicos es cada vez más viable y desde la FIO se estudia, por ejemplo, la factibilidad técnico-económica de los lodos de la planta depuradora de Coopelectric. También se analiza el potencial energético de rastrojos y algas, biomasas de segunda y tercera generación. La doctora Verónica Córdoba explica cuáles son los desafíos de un equipo que comenzó “de cero” y hoy es referencía internacional.
“En 2015 un proyecto de energía eléctrica a partir de biogás era inviable; hoy el contexto es diferente”, asume la doctora Verónica Córdoba mientras pone en pausa su ensayo de laboratorio. Lleva años ubicando al biogás en la mira, un poderoso bioenergético que se obtiene a base de residuos orgánicos capaz de sustituir los combustibles fósiles a la hora de cocinar, calefaccionar y generar electricidad. Desde la Facultad de Ingeniería de Olavarría- UNICEN se estudia, analiza, coteja y hasta comparan resultados más allá de las fronteras. Han asesorado a la CEAMSE pero también miden los lodos de la planta depuradora de Coopelectric para transformarlos en energía que pueda inyectarse a la red. Arrancaron de cero y hoy son punto de referencia con nuevos desafíos: ahora buscan arrojar luz sobre algas y rastrojos.
“Es un tipo de energía más cara que la eólica o la solar porque la tecnología es más compleja. Hay proyectos a nivel país, pero aún son escasos”, reconoce la doctora Córdoba que, cuando inició su beca doctoral, en 2011, poco se sabía de la temática y hoy “hay bastante a desarrollar en Argentina porque la mayoría de la tecnología se hace afuera”.
En el país “hay algunos proveedores pero las grandes empresas importan tecnología. Ahora, los proyectos de digestión anaeróbica pidieron prorroga (en la Ronda 2 del plan Renovar) pero deberán aumentar el porcentaje de inversión nacional porque se trae en su mayoría todo de afuera, tanto la ingeniería como la tecnología. Hay proyectos en funcionamiento, pero aún son escasos”, aclara la profesional.
El desarrollo de esta fuente energética es clave porque “permite obtener energía para calefaccionar o generar electricidad, ya sea para autoconsumo o para inyectar a red eléctrica y hasta usarse como combustible comprimido como si fuera gas envasado”. Siempre en sintonía con la energía convencional porque “todavía no podemos desligarnos de eso”, reconoce la investigadora de la FIO.
Nadie discute las ventajas ambientales, pero hay un condicionante que es clave: “la inversión es elevada y el proceso necesita de un control estricto. El problema, además, es que se está utilizando maíz ensilado para alimentar los digestores y se necesitaría otro tipo de biomasas que, en principio, no compitan con los alimentos y que, además, no sean un comoditie”, sostiene la doctora Córdoba.
Conocimiento en desarrollo
-¿Desde la FIO hacia dónde apuntan las investigaciones y cuáles son los avances?
La investigación apunta al desarrollo del conocimiento sobre el proceso anaeróbico y las características de las diferentes biomasas. En cualquier proceso que busque generar biogás a partir de una determinada biomasa, resulta fundamental definir en primera instancia su potencial, información que en general no se encuentra disponible o presenta una gran dispersión en función de la fuente consultada. Por lo cual, disponer de un valor que sea comparable con los obtenidos por otros laboratorios resulta fundamental. En 2016, un grupo de varios investigadores de Europa definió las condiciones mínimas para realizar el ensayo y obtener un valor representativo del potencial de biometano de una biomasa, condiciones que fueron tomadas y estandarizadas en el laboratorio de bioenergía de la FIO.
-¿Hay una demanda concreta para aplicarlo a proyectos puntuales?
En 2017 tuvimos un pedido de la CEAMSE para analizar el potencial para producir biogás de un residuo sólido urbano. El conocimiento desarrollado hasta el momento sirvió como base para brindar el servicio solicitado. La CEAMSE tienen una planta de tratamiento mecánico-biológico, y el objetivo del servicio era averiguar en qué grado se oxidaba la materia orgánica en dicho proceso.
-¿Y a nivel local hay investigaciones aplicadas”
Se ha aplicado para determinar la generación de biogás en la planta depuradora de aguas cloacales de Coopelectric. Se aplicó la metodología a los lodos, y se encontró que tienen muy buen potencial de producción de biogás. Si bien actualmente hay un biodigestor, el objetivo es estabilizar los lodos, previo a su descarga, pero no capturan biogás, con la consecuente eliminación de metano a la atmósfera. La propuesta, además de determinar el potencial de los lodos, incluye la instalación de un nuevo biodigestor con un sistema de calefacción y la captura y acondicionamiento del biogás para la generación de energía eléctrica, que alcanzaría para el autoconsumo y permitiría vender el sobrante a la red. La primera parte del proyecto ya se encuentra finalizada, que incluye la ingeniería de transporte de barros, generación de biogás y energía eléctrica. En el contexto actual, en menos de 10 años se podría pagar la inversión con estos proyectos.
Verónica Córdiba es una de las investigadoras que más ha desarrollado conocimiento sobre el biogás como fuente energética.
“Se podría hacer”
-¿Desde 2011 hay una evolución en el desarrollo de la bioenergía?
Sí, en Argentina de 2015 en adelante hay un avance muy importante que plantea un marco diferente. El programa RenovAr hasta la ronda 1.5 exigía un mínimo de un 1 MW para los proyectos de energía eléctrica a partir de digestión anaeróbica. Aunque esto cambió en la Ronda 2, dándole la posibilidad a proyectos de menor tamaño, capaces de producir a partir de 0,6, o 0,7 MW.
-¿Y Olavarría puede pensar en obtener energía a partir del biogás?
En Olavarría no es impensable generar energía eléctrica a partir del biogás y la FIO puede apuntalar eso, porque ofrece el conocimiento y la búsqueda de proveedores surge del contacto, es una ida y vuelta. La planta de biogás de 2005 (en el relleno sanitario) estuvo a la par del primer proyecto de CEAMSE. La diferencia es que acá se hizo con tecnología argentina y conocimiento local y además, hubo desarrollo de proveedores que adaptaron lo conocido a las necesidades del proyecto. Se pudo hacer con el biogás de relleno sanitario y se podría hacer con el biogás de digestión anaeróbica. No habría inconveniente. Hay muchos establecimientos agropecuarios que tienen residuos, generan un pasivo ambiental y no encuentran solución. Se legisla sobre el animal y la sanidad pero. ¿qué pasa con el desecho de esa producción? La generación de energía eléctrica a partir de biogás le daría un valor agregado, aunque hasta el momento la descarga del digestor, es decir el residuo estabilizado, ha sido utilizado como fertilizante para los campos, no ha habido una reglamentación que establezca las condiciones de aplicabilidad del mismo. En febrero de este año, la Secretaría de Ambiente regularizó el uso de biofertilizantes provenientes de digestores a través de la resolución 09/2019, estableciendo los requerimientos mínimos a cumplir por el digestato. Están trabajando para darle una vuelta y que sea un circuito cerrado y sustentable. El contexto actual, que propicia este tipo de iniciativas, se presenta como una oportunidad para seguir trabajando en esta dirección.
Punto de referencia
-¿Cuáles son los desafíos actuales de este equipo de investigación?
Empezamos con residuos convencionales, en la beca doctoral, con purines de cerdo, suero de leche y la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos, analizando cómo utilizarlos. En la beca postdoctoral buscamos generar conocimiento en sistemas más complejos, los sustratos de segunda generación, esto es rastrojos o residuos lignocelulosicos. Son residuos que pueden utilizarse para alimentación animal pero también para reemplazar maíz ensilado y no competir con alimentos, porque es lo que queda de la planta y tiene mucho potencial. Otra opción son las algas, las cuales serán estudiadas a través de una beca doctoral de la licenciada Daniela Ibarlucia. Hay diferentes proyectos que abarcan diferentes partes de la temática para mejorar la producción de biogás y dar soluciones a la problemática de la gestión de residuos.
La investigación hay que aplicarla a procesos. Empezamos de cero y nos fue dando una fortaleza diferente. Hemos crecido y lo comprobamos en los congresos que nos ha permitido intercambia problemáticas con otros investigadores. Hablamos el mismo lenguaje. Eso es muy valioso y responde al trabajo que estamos realizando. Además, durante el último año hemos participado en un ensayo Interlaboratorio a nivel internacional, coordinado por investigadores brasileños, lo que nos permite no solo validar los trabajos realizados, sino también permanecer en contacto permanente con referentes en la temática, a nivel nacional e internacional.