En Chaco, Formosa, Salta y Santiago del Estero se impone el neoextractivismo, como sucede en toda la Latinoamérica. “Es una calamidad”, señala el ingeniero Gabriel Blanco, experto en cambio climático. También advierte sobre la burla a la ley Bonasso y ubica a las dos principales fórmulas presidenciales en un pie de igualdad: a espaldas de la dimensión ambiental.

“Los dos candidatos más votados en las PASO tienen la misma política en estos temas, o la despolítica o la no política. Hablan de Vaca Muerta los dos por igual y de triplicar la producción agrícola ganadera. Suena lindo pero dónde y cómo vas a ser. La única forma es contra los bosques nativos”, expone sin rodeos el ingeniero Gabriel Blanco. El experto en cambio climático cuestiona a dirigentes y medios que se rasgan las vestiduras por los incendios de la Amazonia sin mirar que en el Chaco, Salta o Formosa ocurre exactamente lo mismo, aunque en menor escala.  “Es una calamidad lo que está pasando allí”, dispar, poniendo el alerta en el avance del neoextractivismo acá y en toda Latinoamérica.

En diálogo con Polo de Ingeniería en Energías Renovables y Tecnologías Ambientales, el investigador y docente de la Facultad de Ingeniería de la UNICEN asume que existe un paraguas legal pero no hay voluntad política.

-¿Qué impacto económico y político generan los incendios de la Amazonia en la región?

Acá se ve un avance de lo que muchos llaman neoextractivismo en toda Latinoamérica que, al mismo tiempo, es un retroceso a épocas que pensábamos superadas. Una región viviendo como puede de sus recursos naturales pura y exclusivamente, con el agravante de que esos recursos están cada vez más concentrados en muy pocas manos. Hay informes que demuestran los procesos de concentración de la tierra en caso de actividades agropecuarias, minería y energía.

-Como consecuencia de los actuales sistemas de desarrollo productivo…

Sí, pero basados únicamente en el recurso natural y exportando. Y que se salve el que puede. Lo que hizo (el presidente de Brasil, Jair) Bolsonaro incluso antes de llegar al poder fue dar luz verde a lo que después paso con el Amazonas. En sus declaraciones dijo “si quieren pavimentar el Amazonas, me parece bien”. La gente se lo tomo en serio y lo que hizo fue dejar una zona liberada, como se vio. En gran parte de la frontera agrícola con el Amazonas no había el mínimo control. Y hay grupos que se benefician con todo esto: los dueños de la tierra en Brasil.

-¿Cómo influye eso en el caso de Argentina?

Lo interesante es plantear que en la Argentina está ocurriendo lo mismo, el mismo fenómeno mientras los medios de comunicación o los dirigentes que se rasgan las vestiduras con lo que está pasando en el Amazonas cuando está pasando lo mismo acá, solo que a una escala menor porque no tenemos el Amazonas. Pero si tuviéramos el Amazonas en la Argentina estaríamos haciendo exactamente lo mismo.

 El Chaco, una de las znas deforestadas más afectadas del país.

-¿Cuáles son las zona del país más críticas?

El Chaco, Santiago del Estero, Formosa y Salta. Es una calamidad lo que está pasando ahí.

-A pesar de que hay un paraguas legal, como la Ley de Bosques.

Exactamente, a pesar de tener la Ley de Bosques. Se han burlado de la ley de bosques.

-¿Y eso va más allá de las gestiones de turno? ¿Trasciende a todos los gobiernos?

Sí, absolutamente. En este tema no hay grieta. Todos se sientan para el mismo lado. Esto es para resaltar. En Argentina, me provoca ver a dirigentes argentinos o el rol de los medios en el Amazonas… fue peor que patético.

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-¿Qué pesa más en la balanza: el desconocimiento, la necedad, la intencionalidad?

No, en los grandes medios no hay desconocimiento. Y he visto grandes medios titulando sobre cuándo llegaba humo a Buenos Aires, como si eso fuera importante. ¿Me va a dejar olor en la ropa? Y otros diciendo qué barbaridad, pobre la gente la que es amante de la naturaleza. Hay que ser muy perverso. El tratamiento fue tremendo. Acá lo interesante del Amazonas es el reflejo que tenemos de eso en Argentina. Hay impacto del Amazonas o del cambio climatizo a partir de la producción agrícola ganadera, claro. Estamos impactando pero al mismo tiempo somos impactadores. Somos parte del problema y ahora se ve de vuelta. Pongamos las cosas sobre la mesa y discutamos lo que hay que discutir. En Argentina, con la política agropecuaria de los últimos 50 años, llegamos a monocultivo, a la expansión de la frontera agrícola, a la deforestación.

-¿Hubo un boicot a la Ley Bonasso? ¿Cómo se llega a tener un encuadre jurídico que después no se cumple?

Las leyes tienen que tener detrás la voluntad política de su implementación. Podes dictar las leyes que quieras. La verdad es esa. Con la ley de bosques, en este año, estamos en el 6% de lo que dice que tendríamos que tener de fondo. 6%.

-¿Existe una hoja de ruta?

Hay que poner las cosas sobre la mesa y discutir. Hablar de una hoja de ruta sería demasiado ambicioso. Ojalá hubiera una hoja de ruta, pero ¿con quién la planteás?

"La burla" a la ley de bosques también es evidente en Santiago del Estero.

-¿Alguno de los candidatos a presidente tiene en su agenda la dimensión ambiental?

Los dos candidatos más votados en las PASO tienen la misma política en estos temas, o la despolítica o la no política. Hablan de Vaca Muerta los dos por igual y de triplicar la producción agrícola ganadera. Suena lindo pero ¿dónde y cómo vas a ser? La única forma es contra los bosques nativos.

“La lucha siempre es desigual”

-Las perspectivas, entonces, resultan poco alentadoras.

La lucha siempre es muy desigual. Los estados, en general, están de un lado de esa lucha. Ni siquiera están en el medio sino de un lado. El Gobierno de San Juan está del lado de las grandes mineras. El ministro de Agricultura hasta hace dos meses fue presidente de la Sociedad Rural. ¿De qué lado va a estar? ¿Cómo va a ver la política agropecuaria una persona así? ¿Es culpa de ese hombre? No sé pero que sí es culpa de alguien haberlo nombrado. El ministro de Energía igual, Dos días antes de asumir había sido presidente de la Shell en Argentina durante 20 años. Pero hay algunas movidas, chiquitas, que por lo menos tratan de instalar el tema. El 23 de septiembre hay un encuentro de Cambo Climático convocado por Naciones Unidas en Nueva York. Están los pibes metidos, organizados a nivel mundial. Motivados y la están peleando. Hay una réplica local, es muy chica y no sé si va a prosperar.

-¿Un camino posible sería instalar el tema en la agenda pública?

 Hay que instalar el tema. Si está en la agenda cada uno tendrá que dar respuestas y explicar qué va a hacer. Si se logra un poco llevar eso a la gente, sería importante. Es lo que intentamos al hacer los cursos, charlas, al llevar la información. Hay muchas cosas para debatir que no se están debatiendo. En este encuentro de Nueva York tenés una señal: deben ir 150 presidentes de todo el mundo pero el de Argentina no va. Va la vicepresidenta. Peor volviendo al tema del Amazonas, lo más importante es el reflejo local. Creo que estamos haciendo lo mismo. Y a veces se siente herida gente que no lo merece, como los chacareros. Es gente de laburo que no tiene por qué entender que las prácticas que viene usando no son las mejores. Pero no es esta gente, o es la suma de todo.