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La Facultad de Ingeniería junto con la FARN diseñó el informe “Movilidad sustentable: desafíos para la Argentina” donde proponen una transición del transporte urbano que hoy es el responsable del 14% de las emisiones que provocan el calentamiento global. La ingeniería Daniela Keesler explica los alcances de esta ambiciosa propuesta, presentada a fines de 2019.

 

“Nosotros proponemos autos con motores eléctricos” y para lograrlo “tiene que haber reconversión de la matriz de energía eléctrica hacia fuentes renovables para que el hecho de mudar el transporte a eléctrico sea una ventaja”, analiza la ingeniera Daniela Keesler. La profesional integra el equipo académico que elaboró el informe sobre “Movilidad sustentable: desafíos para la Argentina”. El relevamiento se realizó en forma conjunta entre la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) y el Centro de Tecnologías Ambientales y Energía (CeTAE) de la Facultad de Ingeniería de la UNICEN.

El estudio, realizado durante 2019, que tomó como referencia los grandes centros urbanos del país y se focalizó en autos y micros, asume la necesidad de generar una transición del transporte urbano hacia un sistema sostenible en 2050. “Hay más de un enfoque posible para lograr esto, pero todos deberían incluir al menos una combinación de medidas centradas en el comportamiento del usuario, por un lado, y en el cambio tecnológico y la innovación por otro. El rol del Estado, en sus diferentes niveles, es fundamental”, advierten los expertos.

Con casi 3 millones de kilómetros cuadrados de superficie continental y 3.700 kilómetros de extensión de norte a sur, el 92% de la población argentina habita en zonas urbanas. Más de un tercio se concentra en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).  La transición hacia un sistema de movilidad sostenible aparece como un objetivo fundamental e ineludible. Sobre todo si se tiene en cuenta que el sector del transporte es el mayor consumidor final de energía a nivel país y el responsable del 14% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) del país (más del 90% atribuibles al transporte carretero, fundamentalmente camiones y automóviles particulares).

La ingeniera industrial, Daniela Keesler, integra la CeTAE y en diálogo con Polo de Ingeniería en Energías Renovables y Tecnologías Ambientales, explica los alcances de la propuesta.

-¿En qué consiste el proyecto de Movilidad Urbana y quiénes participan?

-Este proyecto es una investigación de la FIO con la FARN y para un organismo internacional que es el Climate Transparency, que elabora un reporte anual sobre cómo están naciones del G20 en cuanto a emisiones. Este año que pasó fue sobre transporte y por eso trabajamos en este informe sobre la movilidad urbana, que fue muy amplio. Consiste en evaluación de todos los aspectos que incluye transporte urbano no solo analizando emisiones de GEI sino otras particulado que dañan la salud, además del el ruido, los accidentes y la calidad de vida de la gente.

-¿Qué se entiende por movilidad urbana y qué medios de transporte incluye?

-Los medios urbanos analizados fueron el auto particular y los buses urbanos. No se analizaron subterráneos ni trenes. Se tomaron grandes urbes de argentina como Ciudad de Buenos Aires, el Gran Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Rosario.

-¿Qué consecuencias ambientales y sociales tiene el actual sistema de transporte en Argentina?

-Se contemplan tanto desde la parte ambiental con los GEI, como el material particulado que afecta la salud de las vías respiratorias y los niveles de ruido. También se incluyen los índices de accidentología. Y la solución que se ha planteado es buscar un cambio modal que mude a los autos y al transporte público hacia lo eléctrico. Habría que optimizar las redes de trasporte urbano, aumentar la cantidad y optimizar recorridos, pensar en las paradas y luego del cambio modal hacer un recambio de tecnologías. Se planteó pasar de movilidad actual basada en motores de combustibles fósiles a la movilidad eléctrica.

 

Casi el 14% de las GEI

 

-¿Cuáles son los objetivos que se persiguen con esta propuesta de movilidad urbana y qué participación tienen en esta matriz las energías renovables?

-Nosotros proponemos autos con motores eléctricos, esa energía eléctrica el objetivo es que venga principalmente de fuentes energías renovables. Siempre atrás tiene que haber reconversión de la matriz de energía eléctrica hacia fuentes renovables para que el hecho de mudar el transporte eléctrico sea una ventaja. Hoy, en función de cómo es la matriz eléctrica argentina, se reducirían las emisiones de GEI con solo recambiar el parque automotor a autos eléctricos porque los motores de combustión interna de los autos emiten más que una central de generación que use combustibles fósiles. Si nuestra matriz eléctrica es más limpia, con más porcentaje de renovables la reducción será mucho mayor.

Hay que pensar de dónde viene la energía eléctrica y vamos a analizar la matriz de generación eléctrica, y hacerla más limpia, más renovable y no tan dependiente de combustibles fósiles, y hay que analizar el tema de materiales necesarios para construir esos vehículos eléctricos, entre los que está el litio para las baterías. Sabemos que la extracción de este tipo de materiales también tiene un impacto ambiental.

Puede haber otras opciones como motores que en vez de combustibles fósiles usen hidrógeno y en ese caso también se necesita energía, donde entrarían en juego las renovables.

 

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-¿Cómo debería redefinirse  la movilidad urbana? Cómo es el mapa a nivel mundial, quiénes hacen punta y cómo es la realidad argentina?

-Uno de los países que hace punta es China con un alto grado de buses eléctricos y hoy son los que lideran la tecnología en la producción de buses eléctricos. Muchos países europeos están cambiando su movilidad urbana a eléctrica, además en vehículos privados. Y en el ordenamiento de tránsito, en bajar niveles de ruido, bajar la polución del aire. Para ver cómo podía ser la introducción de los autos eléctricos en Argentina nos basamos en curvas de países europeos con grado de adaptabilidad al contexto argentino. En cuanto a buses se usó un estudio que se hizo en Bogotá para el cambio modal.

La realidad argentina hoy es bastante pobre. Buses eléctricos hay 2 o 3 en prueba y no hay legislación que busque el reemplazo como creemos que debería haber en esto de cambiar buses mediante legislación e incentivos para las empresas y en cuanto a vehículos. Hay que repensar no solo en recambio sino una serie de  infraestructuras como cargadores en las ciudades o incluso en las rutas, para que el usuario se decida a cambiar de tecnología y eso lleva alta inversión.

-¿Qué incidencia en términos de porcentaje tiene el transporte hoy como contaminante dentro de lo que son los GEI?

-Las emisiones del transporte representan casi el 14% del total de GEI de la Argentina. No es de los más importantes pero tiene un gran peso.

 

En Olavarría, cambio de paradigma

 

-¿Cómo impactaría un proyecto así en ciudades como Olavarría?

-Se hizo pensando en grandes centros urbanos donde le impacto sería mayor y hay más posibilidades de lograr la efectividad de un cambio modal, para que la gente se mude de su auto particular a un medio de transporte público. En una ciudad como Olavarría, que es pequeña, las distancias son más cortas y el rol del transporte público no es tan importante. No se analizó. Primero hay que apuntar a los grandes centros urbanos antes que Olavarría, como Bahía Blanca, Mar del Plata e incluso Tandil. En Olavarría hay que crear un fuerte cambio de mentalidad de la gente que no usa transporte público. Estaría en uno de los últimos escalones de aplicabilidad. Sí se puede pensar en un recambio de autos particulares por eléctricos pero antes hay que pensar en otras soluciones, fomentar uso de bicicleta, las caminatas porque las distancias son otras, mejorar el transporte público y cambiar y hacer un cambio de paradigma. Volver a esos medios en la ciudades más medianas o pequeñas.

-¿Qué rol juega la FIO en este escenario?

-La FIO, como todos los centros educativos del país, juega un rol fundamental no solo en cuanto a la investigación sino a la difusión y aportar a este cambio de cultura y de forma de pensar de las sociedad. Ser el motor de cambio y aportar a la investigación y apoyar a los entes de gobierno en todo lo que sea desarrollo tecnológico y hacia la sociedad  tratar de ser el motor de cambio, involucrarse más en las sociedades para lograr el cambio de cultura, de formas de pensar, de paradigmas. Es fundamental.

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