El ingeniero Gabriel Blanco, investigador de la FIO, referente del Polo y director nacional de Cambio Climático explica qué acciones deben desarrollarse para minimizar las emisiones y los impactos tanto económicos como sociales. Los escenarios hacia 2050 incluyen desde patrones de producción y consumo, legislación y financiamiento hasta participación social, soberanía energética, empleo y perspectiva de género.
Todo indica que para limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados, límite establecido por el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), la neutralidad de carbono hacia 2050 resulta clave. En ese contexto, el ingeniero Gabriel Blanco explica qué acciones deben replantearse para minimizar tanto las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) como los impactos económicos y sociales que ponen en jaque la salud del planeta.
El director nacional de Cambio Climático e investigador del Centro de Tecnologías Ambientales y Energía (CTAE) de la Facultad de Ingeniería en la UNICEN ubica a la energía y el uso del suelo como los dos sectores más problemáticos, tal como fue planteado en un documento que cuenta con la participación de académicos de la Universidad Nacional el Centro pero también de referentes de la Fundación Vida Silvestre a los que suma sus aportes el investigador Roque Pedace. Allí se proponen "Elementos para una estrategia a largo plazo baja en carbono". La propuesta fue presentada el 4 de agosto, en un webinario.
“El documento plantea algunos escenarios a 2050 en los dos sectores más problemáticos no solo desde el punto de vista de los gases de efecto invernadero y el cambio climático sino en materia de desarrollo y por todos los otros impactos económicos y sociales, entre otros: la cuestión energética y el uso del suelo”, sintetiza el director académico del Polo de Ingeniería en Energías Renovables y Tecnologías Ambientales que comparte autoría junto con la ingeniera Daniela Keesler.
Una “transformación enorme”
El objetivo es proponer diferentes escenarios posibles a fin de “ver de qué manera se puede llegar a emisiones nulas o casi nulas de carbono a 2050. Y se puede llegar de muchas maneras”, expone el investigador.
No obstante, avanzan con soluciones ni verdades absolutas sino que se ensayan posibles acciones para lograr esos cambios. Por eso, en dicho mapeo se dimensiona “la magnitud de las transformaciones que son necesarias para llegar a cero en 2050 y a partir de ahí se abren interrogantes”, como explica el ingeniero Blanco.
Justamente por eso, en la mesa de discusión se analiza “el cómo se llega a eso o qué elementos deberían empezar a discutirse, replantearse y repensarse para llegar a esos objetivos viendo que todos los escenarios muestran un nivel de transformación enorme”, advierte el profesional.
Ejes sustantivos
El abordaje es amplio y pone en debate diferentes aspectos del escenario actual, desde “los patrones de producción y consumo, el marco normativo, el financiamiento y el sistema impositivo” hasta los esquemas de “subsidios, la participación social, la descentralización y el desarrollo territorial”, describe Gabriel Blanco.
Pero también ubican como ejes sustantivos “la soberanía energética y alimentaria, el sistema científico tecnológico argentino, el sistema educativo, la perspectiva de género y la transición en los esquemas laborales donde aparece el rol de los sindicatos porque habrá muchos sectores que prácticamente desaparecerán y tendrían que nacer otros y habrá que ver qué hacer con el empleo”.
El documento es una aproximación, una hoja de ruta, respecto de los pasos a seguir de cara a 2050. La meta es “ir planteando estas cuestiones sin intentar resolverlas sino ponerlas sobre la mesa para poder abordar y hacer frente a semejante nivel de transformación que hace falta”, advierte finalmente el académico que este martes 4 de agosto expuso los detalles de esta iniciativa ambiental.