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Buscan transferir conocimientos y se vinculan tanto con el Estado como con organismos internacionales, ONGs, empresas y sistemas científicos. El trabajo es multidisciplinar.  La agenda del Centro de Tecnologías Ambientales y Energía (cTAE) se centraliza en los recursos renovables y el calentamiento global. Lo integran docentes, investigadores y becarios.

 

La gestión de residuos y la generación energética a partir de fuentes limpias son las problemáticas más frecuentes y la falta de capacitación técnica en los gobiernos aparece como un denominador común en casi todos los municipios de la región. Hacen asistencia técnica y asesoramiento, apuntalan proyectos y acompañan la definición de políticas públicas. También asesoran a privados y Ongs, además de mantener un fuerte vínculo con el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climática de Naciones Unidas (IPCC) y colaborar con el área de cambio climático del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Nación. Así funciona el Centro de Tecnologías Ambientales y Energía (cTAE), integrado por docentes, investigadores y becarios con experiencia en temas de energía y ambiente. El objetivo es transferir conocimientos y aportar soluciones.

“Nuestra perspectiva de trabajo es multidisciplinar y creemos que el ámbito de la Universidad pública, y la nuestra en particular, es el ideal para abrir nuevos caminos de conocimiento y compartirlos. Siempre hemos tenido el acompañamiento de la gestión institucional para desarrollar nuestra actividad bajo esta perspectiva amplia y diversa”, explica la Mg. Ing. Estela Santalla, referente del espacio e investigadora de la Facultad de Ingeniería de la UNICEN.

El objetivo es que la actividad desarrollada tenga “un demandante comprometido en acompañar el proceso de desarrollo de la idea o proyecto y ese enfoque lo transmitimos a los becarios del sistema científico-tecnológico que trabajan en cTAE”, señala la profesional, máster en Ingeniería Ambiental (Universidad Politécnica de Catalunya) y representante de la Argentina como experta del sector Residuos en el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas desde 2010 y del Grupo desarrollador del Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero de Argentina para el Sector Residuos.

El cTAE busca tener identidad propia no sólo a la hora de hacer investigación y desarrollo sino al apuntalar “procesos de mejora en la elaboración de proyectos, participamos en agendas públicas y acompañamos procesos de formación de recursos humanos. Somos un equipo de intersección entre la ingeniería y otras disciplinas como el derecho, la economía, los procesos productivos y de gestión, la enseñanza y las cuestiones sociales”, sintetiza Santalla.

 

Energías en la mira

 

¿Cuáles son los principales línea de trabajo que desarrolla el cTAE? El cambio climático y las energías renovables, incluyendo la elaboración de estrategias y desarrollo de proyectos para la mitigación de Gases de Efecto Invernadero (GEI), la elaboración y análisis de escenarios energéticos y la gestión de residuos (urbanos, industriales, especiales) incluidas las tecnologías de conversión energética. El sistema de trabajo es dinámico y a demanda.

“El equipo se inició con la problemática de los residuos urbanos cuando aún en la Universidad no se había abordado y en un año coyuntural como fue 2002 nuestra actividad trascendió las fronteras locales. Eso fue el trabajo armonizado de transferir, investigar y volver a transferir, proceso que personalmente, creo, sólo se puede dar genuinamente en la Universidad pública con acompañamiento desde la gestión”, argumenta Santalla.

Pero el desarrollo de cTAE continuó en función de la dinámica de la sociedad en general aunque algunas problemáticas comunes a la sociedad sigan sin resolverse. Un ejemplo son “gestión de los residuos o el acceso a la energía pero a lo largo de los años fuimos avanzando en generar conocimiento en algunas tecnologías en particular como es la digestión anaeróbica de distintos residuos orgánicos”, indica la profesional.

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 Con el objetivo de generar energía, investigadores del cTAE monitorearon la capacidad de aprovechamiento en los residuos de Santa Fe, antes de la pandemia.

 

También sumaron “conocimiento desarrollado a la implementación de proyectos concretos en algunos sistemas productivos como frigoríficos, estudios de factibilidad, evaluar los impactos tecnológicos, ambientales y sociales de determinadas tecnologías y asesorar a organismos en el diseño e implementación de políticas públicas en relación al cambio climático”, precisa.

De ese modo, la Universidad permite disponer de herramientas necesarias para realizar la adaptación que el entorno socio-económico local y regional demanda en cuanto al desarrollo de proyectos.

 

Quién demanda y qué solicita

 

“El impulso de las energías renovables a nivel nacional ha generado un movimiento de diversos sectores privados y gubernamentales que requieren el desarrollo de información y de herramientas específicas para promover nuevas fuentes de energía y esto nos ha permitido profundizar nuestros vínculos con el exterior. Y puertas hacia adentro también nos ha permitido profundizar la formación de los recursos humanos y actualizar el conocimiento”, destaca la investigadora.

La Universidad ofrece un ámbito propicio para desarrollar conocimiento en un mundo dinámico y cambiante y “es nuestra obligación devolverlo en la forma que la sociedad lo necesita y si no podemos con recursos humanos propios estamos abiertos a incorporar expertos de otros ámbitos que se integren a cTAE. Ese formato abierto y dinámico, aún en épocas de pandemia y de recursos escasos, creemos que es la mejor forma de trabajar desde la Universidad”.

Las demandas son múltiples y variadas. Desde organismos gubernamentales que solicitan acompañamiento en la gestión de los residuos urbanos e industriales, la formulación de estrategias para elaborar políticas públicas hasta empresas que necesitan resolver cuestiones vinculadas a energía, residuos y efluentes.

“También hacemos servicios técnicos como la medición de emisiones gaseosas (para correr modelos de dispersión, que exige la normativa vigente en muchas provincias), la caracterización de efluentes industriales con vistas a su aprovechamiento energético o la realización de informes técnicos como aval a los organismos de control ambiental, entre otros”.

Siempre se tiene en cuenta la realidad política, económica y social o el entorno de un determinado proyecto. “Es importante el conocimiento del territorio al momento de enfocar una actividad. En este punto es muy interesante un proyecto interdisciplinario que dirige cTAE en el que participan disciplinas como la Agronomía y las Ciencias Sociales, además de la Ingeniería y que consiste en el desarrollo de la cadena de valor de un cultivo energético para nuestra región (foto de tapa)”.

 

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Desde el cTAE, y antes del covid 19, midieron la calidad biogás en en relleno sanitario de la provincia de Santa Fe.

 

La iniciativa está financiada por la UNICEN pero tiene aportes de varios sectores interesados en su explotación, desarrollo y uso. “Pretende ser un vector impulsor de nuevas actividades productivas, con desarrollo de conocimiento y de prácticas para transferir en el corto plazo”, pronostica Santalla.

 

Sin staff técnico capacitado

 

Actualmente el cTAE interactúa con varios municipios, programas provinciales,  ONGs y  empresas que están en la búsqueda de nuevas fuentes de combustibles en reemplazo de los fósiles.

“Las problemáticas más frecuentes son la gestión de residuos y la generación de energía a partir de fuentes renovables. También actuamos en caso de que algunos municipios soliciten el aval de la Universidad para verificar el cumplimiento de alguna reglamentación frente a la Autoridad de Aplicación”.

Un denominador común en los municipios es la ausencia de un staff técnico capacitado para resolver algunas cuestiones y “delegan en las empresas concesionarias de los servicios el cumplimiento de la normativa. Es un denominador común en muchos municipios de la Argentina. En un artículo publicado recientemente en un portal azuleño se analizan tres falencias clave como la falta de infraestructura, la escasa capacidad tecnológica y de capacitación del personal municipal. No todos los municipios cuentan con los recursos para organizar su gestión, y entonces toman decisiones al día a día. Y a veces eso genera ineficiencia, y un costo adicional”, observa la profesional.

El cTAE también participa fuertemente en el trabajo que desarrolla el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climática de Naciones Unidas (IPCC) y colaborando con el área de cambio climático del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Nación.

 

Con la urgencia de resolver

 

Hay demandas latentes porque hay problemas que no se han resuelto desde hace mucho tiempo. “En la gestión de los RSU es evidente porque en algún momento los municipios tienen que actualizar las concesiones de los servicios de recolección y disposición final o porque se les acaba la disponibilidad de tierras para enterrar los residuos”, grafica Estela Santalla.

Ahí es cuando surge a modo de “compulsión” algo que hay que resolver y “en algunos casos acuden a la Universidad porque se encuentran con proveedores de tecnologías que ´venden magia´ y les resulta difícil tomar una decisión”.

De todos modos, “creemos que a través de las capacitaciones como la Diplomatura en Energías Renovables para el Desarrollo Sostenible, recientemente dictada por la FIO, hemos tratado transmitir algunos conceptos vinculados a senderos tecnológicos, desarrollo regional, sostenibilidad de los procesos de crecimiento, etc. como un aporte de la experiencia transitada”, analiza. 

 

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El equipo del cTAE es dinámico y multidisciplinario. Asiste a municipios y ONGs, además de trabajar con organismos internacionales.

 

Finalmente, y a pesar de la situación crítica en cuanto a la pandemia, reconoce que hay cuestiones que no se frenaron, como la necesidad de planificar de manera sustentable. “Durante este período hemos tenido reuniones frecuentes con actores del sector público y privado. Se han ido cumplimentando pasos en la medida de lo posible, aunque estamos limitados por la movilidad regional. De todas maneras los recursos que conformamos cTAE seguimos trabajando en equipo, planificando, analizando información, investigando alternativas y proyectando el trabajo en el futuro inmediato”.

 

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