La ecuación ambiental cierra y la económica también. El ingeniero Marcelo Spina, decano de la Facultad de Ingeniería, logró un diseño sustentable y económico en base a un Heinkel de 1960. Tiene cero emisión de gases de efecto invernadero y baja contaminación sonora. Ese es el desafío a futuro, dice el profesional.
“Energéticamente estaría en menos de 10% de lo que consume un vehículo pequeño a combustión con cero emisión”, destaca el ingeniero Marcelo Spina, decano de la Facultad de Ingeniería mientras enciende el Heinkel de 1960 convertido en auto eléctrico.
La novedosa iniciativa se apoya en todo un desarrollo previo vinculado al universo académico, con la proyección de “los vehículos pampas solares en Ingeniería que compitieron y son vehículos eléctricos y solares” además del “auto urbano que se está gestando” también en casa de altos estudios.
No obstante, a nivel personal "pretendía tener un vehículo para movilizarme con bajo nivel de contaminación, tanto sonora como de gases de efecto invernadero y muy bajo costo". A su entender "es el tamaño ideal para vehículos de ahora y del futuro, para andar en las ciudades".
El auto se construyó en base a un Heinkel Kabine de 1960 que, según el ingeniero, es el prototipo "ideal para hacer la transferencia de sacarle el motor de combustión y ponerle todo un sistema de electricidad y de motor de tracción con mucha eficiencia".
No fue una tarea sencilla. "Nos costó encontrarlo. Conté con ayuda invalorable pero tardé un año y medio" porque al tratarse de una pieza de colección su valor “es desproporcionado para alguien como yo que lo quería para andar. Necesitaba un auto que estuviese en condiciones de poder restaurar algunas partes, y terminé restaurando absolutamente todo".
En cuanto a las características del auto eléctrico aclara que funciona a “no más de 60 kilómetros por hora. No es para viajar”. Además tiene una autonomía de “una hora y media de carga en casa estoy satisfaciendo la necesidad de la batería que fue la aportante de la energía durante toda la movilización".
El diseño de este auto ya despertó el interés de propios y ajenos. “Soy como Roberto Carlos, tengo un millón de amigos", asume entre risas, dando cuenta que "primero publiqué una nota en un Club de Heinkel en Inglaterra y tuvo muy buena recepción" y luego llegaron las consultas de diversos lugares de Argentina y el mundo.
Argentina, el país más retrasado
La transición hacia una movilidad sustentable es el único camino posible. Sin embargo, “la Argentina es el país de la región más retrasado en la transición. El año pasado se vendieron menos de 60 autos eléctricos en todo el año”, apunta con preocupación el inegniero Spina.
Ese escenario solo es posible cuando “no hay políticas de estímulo básicas”. La anterior gestión de Gobierno “hizo un gesto nada más y la actual ni siquiera eso. Y por abajo hay un grupo amplio de gente que quiere mudar” su movilidad hacia iniciativas compatibles con el ambiente.
En la región, sin embargo, sí hay intentos más firmes porque “necesitan cumplir el Acuerdo de París. Chile necesitaba disminuir el smog en Santiago y puso todo el transporte de pasajeros eléctrico”, ejemplifica Spina.
En nuestro país, “nos vamos alejando de las metas ambientales y nos salvó la pandemia no estar más comprometidos aún”.