Hay datos más alentadores en áreas gestión y tecnologías ambientales asegura la licenciada Romina Baldi desde una mirada académica pero también empresarial-industrial. Propone avanzar en la formación profesional y en espacios de representación donde la mujer tenga voz y voto.
No solo pasa en la industria o en los espacios de decisión, también sucede en la academia. Por eso, la licenciada Romina Baldi señala que la clave para ganar espacios, representación, igualdad de oportunidades y equidad de género debe darse en la formación profesional sino en una mayor participación a la hora de tomar decisiones.
“El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo define entre sus Objetivos la necesidad de poner fin a todas las formas de discriminación contra las mujeres y niñas, no solo como un derecho humano básico sino también como un eje crucial para el desarrollo sostenible”, explica la licenciada en Análisis Ambiental y master universitario en Ingeniería Ambiental.
Es docente de la Facultad de Ingeniería, pertenece a un consultora sobre Medio Ambiente, Calidad y Seguridad e Higiene y a la vez integra tanto la comisión directiva de la Unión Industrial de Olavarría como el Departamento de Medio Ambiente de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires (Uipba).
Desde ese amplio y diverso abanico de acción, observa que entre las metas propuestas por la ONU se plantea “asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de las oportunidades de liderazgo a todos los niveles decisorios de la vida política, económica y pública”.
Indicadores y metas
Los indicadores que permiten cuantificar el logro de estas metas “se referencia actualmente en base al Porcentaje de bancas ocupadas por mujeres en la Cámara de senadores y de diputados del Congreso Nacional, así como en la proporción de mujeres en ocupaciones directivas”, indica la profesional.
Asimismo, hay un marco normativo establecido a través de “el Plan Nacional de Acción para la prevención, atención y erradicación de la violencia contra las mujeres (2017-2019) cuya misión es garantizar el derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencias y su objetivo general es implementar políticas públicas con perspectiva de género a partir de dos ejes de acción, la prevención y la atención integral, y tres ejes transversales: formación, monitoreo y evaluación y fortalecimiento institucional; contempla medidas y acciones para promoción de la participación de las mujeres en espacios legislativos”.
A través de acciones como “la creación de Mesa de Trabajo con la bancada de la Mujer del Senado de la Nación y con las comisiones pertinentes de la Cámara de Diputados y la creación de espacio de debate sobre temáticas de género se impulsa un trabajo coordinado con el Poder Legislativo Nacional (en conformidad con el artículo 9, inciso i de la Ley 26.485) para promover la participación de las mujeres en estos espacios de decisión”, detalla Romina Baldi.
A su vez, a escala internacional, “Naciones Unidas plantea entre sus metas reconocer y valorar los cuidados y el trabajo doméstico no remunerados mediante servicios públicos, infraestructuras y políticas de protección social y promoviendo la responsabilidad compartida en el hogar y la familia, según proceda en cada país. Esta meta se define como la razón entre las horas promedio diarias dedicadas al trabajo no remunerado de las mujeres sobre las dedicadas por los varones”.
Números que hablan
Entre las principales cifras a considerar, en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, específicamente para el Objetivo 5 “Lograr la igualdad de géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas”, la licenciada Baldi cita los siguientes:
-A nivel mundial, las mujeres ganan solo 77 centavos por cada dólar que ganan los hombres haciendo el mismo trabajo.
-1 de cada 3 mujeres ha experimentado violencia física y/o sexual.
-Las mujeres representan solo el 13 por ciento de los propietarios de las tierras.
-En todo el mundo, casi 750 millones de mujeres y niñas vivas hoy se casaron antes de cumplir 18 años.
-Dos tercios de los países del mundo en desarrollo han alcanzado la paridad de género en la educación primaria.
-Solo el 24% de todos los parlamentarios nacionales eran mujeres a noviembre de 2018, un lento incremento desde 11,3% en 1995.
En línea con estos ejes, en nuestro país hay intentos por modificar esas realidades. “Por ejemplo la Unión Industrial de La Provincia de Buenos Aires y su Departamento de Mujeres Empresarias buscan la articulación público–privada desde un espacio puntual de mujeres empresarias, que permita facilitar el intercambio de información, promover análisis, diseño de políticas, comunicar y capacitar en las cuestiones vinculadas al desarrollo económico empresarial femenino”, grafica Baldi.
La profesional toma como referencia los principales resultados obtenidos en el marco del Programa Ganar-Ganar (UIPBA, Organización Internacional del Trabajo, la Unión Europea y ONU Mujeres), entre los cuales se destaca que “solo el 8% de las empresas en Argentina cuenta con una mujer en un alto puesto de dirección”.
“Entre las motivaciones para emprender, como forma de desarrollo laboral autogestionado, se destaca la independencia en la relación laboral como el principal driver para emprender entre las mujeres, lo que se vincula con la necesidad de conciliación trabajo-familia/vida”, analiza la licenciada.
Del mismo monitoreo, se desprende que hay una “participación mínima de mujeres en espacios de representación tales como cámaras empresarias. Esto se debe en general a la demanda de tiempo que conlleva la actividad, lo que entra en conflicto en el esquema de conciliación trabajo-familia/vida, como así también a la baja predisposición a ceder el poder en las estructuras actuales”.
Cómo y dónde posicionarse
No hay dudas de que existen diversos desafíos y obstáculos vinculados al rol de la mujer, fundamentalmente en el ámbito empresarial. Sin embargo, “específicamente en las áreas vinculadas a gestión y tecnologías ambientales el campo laboral se encuentra ocupado en nuestro país gran parte por mujeres”, destaca la profesional.
Un dato no menor a considerar es que “la población estudiantil en nuestro país se encuentra conformada en general por 6 de cada 10 estudiantes mujeres. En 2019 la Universidad Nacional de San Martín, pionera en la formación de profesionales vinculados a la temática ambiental, presentó un 64% de egresadas (pregrado, grado y posgrado) mujeres. Como contracara cabe mencionar el porcentaje de Autoridades Superiores está conformado únicamente por un 33% de mujeres, del total de 54 cargos existentes en la UNSAM”.
En definitiva, "en materia ambiental resulta clave entonces avanzar en la promoción de la diversidad, equidad de género e igualdad de oportunidades en forma trasversal, no solo mediante la formación de profesionales sino también dando oportunidad a la participación de mujeres en espacios de representación, dirección y gestión”, propone la licenciada Baldi.
“Debemos avanzar derribando barreras y prejuicios en el ámbito privado, entendiendo a las unidades productivas como espacios de participación de mujeres y hombres hacedores de realidades complejas y multiparticipativas, donde la trama de lo económico, social, institucional y ambiental convergen en un compromiso de intereses equitativo que permita vislumbrar un Desarrollo Sostenible”, plantea sobre el final, mientras asume el reto.