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El desafío es que “estos estudios influyan en las decisiones empresariales al revalorizar estos residuos”, plantea el docente e ingeniero químico Maximiliano Delletesse. Su investigación arroja luz sobre el uso de desechos derivado de la impresión y grabado de publicaciones como insumo de la producción cementera y cerámica.

 

La imperiosa necesidad de sostener un desarrollo asociado al cuidado del ambiente impulsa múltiples alternativas respecto de los procesos de producción tradicionales. Desde mejores métodos para generar y usar energía, fomentar un consumo equilibrado, hasta la reutilización de materiales, todo está en línea con una nueva acción climática.

En ese camino de búsquedas técnicas, investigadores de la Facultad de Ingeniería de la UNICEN hace varios años que se concentran en los residuos de la industria gráfica, para su incorporación en la fabricación de cemento.

Específicamente, las pruebas y análisis los hicieron sobre una industria dedicada a la impresión de envases flexibles. En el proceso, cuando se lavan los rodillos de pintura, se genera un efluente que contiene tinta, adhesivos, aditivos. Ese efluente tiene una coloración intensa, con una alta carga orgánica y componentes que no permiten un tratamiento biológico de estos residuos.

Actualmente, del efluente se extrae un barro con todos los contaminantes que luego se destruye, con los costos económicos y ambientales que eso implica. El efluente remanente, en tanto, se usa para riego pero no tiene los atributos ideales.

Los estudios de la FIO pretenden aplicar tecnologías limpias para desechar ese barro y también reutilizarlo en nuevos ciclos productivos, en este caso en cementos y cerámicos.

Maximiliano Delletesse es profesor e ingeniero químico y está a cargo de esta investigación, como parte de una beca doctoral. El profesional pertenece al grupo INMAT (Investigación en Materiales), y al Equipo de Desarrollo de Materiales y Procesos (Edemap) que dirige el doctor Gastón Barreto. El trabajo también se enmarca dentro de una beca de la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC), que dirigen los doctores Nora Eyler y Oscar Cabrera.

Delletesse tomó como referente una empresa ubicada en la provincia de Buenos Aires y con sus residuos estudió las características fisicoquímicas del barro y del efluente. Propuso condiciones óptimas de separación y planteó aplicaciones tecnológicas para ese barro con la finalidad de reinsertarlo en otros procesos productivos vinculados a la producción cementera y cerámica.

Según el profesor, “al principio la empresa tenía un tratamiento que era ineficiente para el efluente y la separación de barros. Con este trabajo, parte de los resultados sirvieron para optimizar esos procesos de separación”.

Actualmente, dicha empresa utiliza un proceso de separación de barros que fue diseñado y puesto a punto por docentes y estudiantes vinculados al Edemap.

 

En qué consisten los tratamientos

 

En general, los tratamientos de efluentes incluyen en alguna de sus etapas procesos biológicos, donde se usan microorganismos para convertir moléculas grandes en pequeñas, que son más fáciles de degradar.

La característica de estos efluentes es que tienen algunos componentes contaminantes que dificultan el crecimiento de los microorganismos. Por eso, en la búsqueda de otras alternativas amigables con el ambiente, se plantea el reciclado de esos barros en otros procesos productivos.

Delletesse explicó que “todo el efluente que la empresa genera pasa por este proceso. Primero se almacena en un tanque, luego se transporta a un tanque agitado donde se le agrega coagulante y floculante, que ayuda a la decantación del barro. Una vez que se asentó el barro en el fondo, se separa del efluente”.

Posteriormente, se procede a la instancia de acondicionamiento. “Se obtiene un barro húmedo.  Primero se elimina el exceso de agua secándolo con un tratamiento térmico. Se lo puede convertir en ceniza o moler para que tenga un tamaño adecuado para incorporarlo como materia prima en otros materiales”, precisó el ingeniero.

El investigador de la FIO ya ha hecho varios estudios y pruebas de laboratorio, y ese barro resultante tiene las características apropiadas para ser incorporado en cementos. También puede ser añadido en forma de cenizas. Asimismo, otra de las aplicaciones analizadas es como adición de refuerzo en materiales cerámicos, por ejemplo para la fabricación de ladrillos y tejas.

Delletesse aseguró que la investigación “propone una metodología de estudio de residuos y cómo estos se pueden incorporar en otros materiales. Además, define las características de los nuevos materiales generados. Espero que estos estudios influyan en las decisiones empresariales al revalorizar estos residuos”, puntualizó. Fuente: Punto FIO / UNICEN

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