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La Nación y los industriales califican de “oportunidad histórica” lo que ambientalistas y científicos llaman “catástrofe ambiental”. La Ing. Daniel Keesler, referente de la FIO, advierte sobre los riesgos y habla de daños irreversibles.  Lo explica con ejemplos, tras haber frenado al menos por unos meses, la avanzada de este proyecto.

 

“Si la Argentina avanza con Vaca Muerta y con el offshore, no llegará a cumplir las metas de acción climática a las que se ha comprometido internacionalmente”, plantea con preocupación la Ing. Daniela Keesler, investigadora del Centro de Tecnologías Ambientales y Energía (cTAE) de la Facultad de Ingeniería de la UNICEN. Un informe elaborado junto con el Mag. Ing. Gabriel Blanco y la Ing. Eugenia Giuliodori había llegado a advertir que la ocurrencia de uno o más derrames de petróleo frente a las costas argentinas sería de más del 99% si se abría esa frontera azul a las petroleras.

Sin embargo, la voz de alerta de científicos y ambientalistas no fue suficiente ni impidió que el Gobierno nacional habilitara por decreto los estudios de exploraciuón sísmica que pretende llevar adelante la petrolera noruega  junto con Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) y Shell, en tres áreas offshore del Mar Argentino.

Es el mismo Gobierno que a la vez marca la necesidad de ir a la carbono neutralidad hacia 2050 aunque la ingeniera Daniela Keesler prefiera poner en contexto y señalar que alcanzar un resultado neto de cero emisiones de gases de efecto invernadero “aún no es una meta real del gobierno argentino, fue solo un espejismo”.

De hecho, la investigadora repasa de las acciones gubernamentales desde 2020 y durante 2021, cuando “se estuvo trabajando en la elaboración de una estrategia carbono neutral a 2050 para la Argentina que sería presentada en la COP 26 en Glasgow” en noviembre pasado pero “unos días antes los grandes grupos de poder que dominan la agenda económica de la Argentina se opusieron rotundamente al documento que se había elaborado y el mismo no fue presentado”. Y no solo eso, hasta el propio secretario de Cambio Climático, Desarrollo Sostenible e Innovación, que lideró la elaboración de dicha estrategia, fue desplazado de su cargo.

Eso pone en evidencia “el gran poder que tienen estos grupos para influenciar y dirigir las decisiones del Gobierno a su conveniencia y evitar así cualquier tipo de medida o política que sientan que puede perjudicar sus intereses. Y, por el contrario, alentar aquellas que los favorecen directamente aún en contra del bien común de la sociedad argentina y del planeta entero”, enfatiza Keesler.

 

De riesgos y lucha social

 

En medio de este escenario, los riesgos de avanzar con la exploración offshore y su posterior explotación son enormes e incluyen desde “el daño a los ecosistemas marinos y las actividades económicas que de ellos dependen como el turismo y la pesca, la pérdida de biodiversidad y deterioro de los servicios ecosistémicos que los océanos nos brindan”, indica la Ing. Keesler.

Mantener y ampliar esa matriz energética genera una “contribución al calentamiento global por continuar el uso de combustibles fósiles en vez de invertir en energías limpias, que aumentará aún más estos efectos ya mencionados y, como sabemos, otros tantos como aumento del nivel del mar afectando directamente las ciudades costeras, fenómeno que ya estamos viendo; la acidificación de los océanos; la intensificación de fenómenos meteorológicos extremos tanto en magnitud como en frecuencia, y podría seguir enumerando”, detalla con inquietud la referente de la FIO.

El enojo social es creciente y se hizo escuchar la semana pasada con una primera movilización en Chapadmalal, a pocos metros de la residencia donde el presidente Alberto Fernández recibió Año Nuevo. La segunda protesta fue el martes pasado y se llamó “Atlanticazo” con convocatorias en Mar del Plata, Rosario, Córdoba, Viedma, Rawson, Puerto Madryn, y Comodoro Rivadavia.

Es evidente que la medida no cuenta con licencia científica ni social como es determinante quien gana en esta pulseada. En este contexto, ¿hay esperanzas de que se revierta dicho escenario? Daniela Keesler considera que “la esperanza es lo último que se pierde. Hemos visto en otras partes del país que la voluntad social logró sobreponerse como en Esquel, en la provincia de Chubut, y en Mendoza que se opusieron a la megaminería y los reclamos de la sociedad debieron ser escuchados”.

Por lo tanto, aconseja “no dejar de luchar. Es responsabilidad de todos comprometernos con la causa de cuidar nuestra casa, el planeta Tierra, para nosotros y para nuestros hijos. Si la sociedad en su conjunto se manifiesta en contra de estos proyectos y alza la voz, creo que los dirigentes no pueden hacer caso omiso a la voluntad del pueblo”.

 

“El daño será irreversible”

 

No obstante, si se avanza hacia la materialización de estos proyectos concentrados en el gas y el petróleo, “el daño será irreversible. Tenemos que pensar a largo plazo, ya no hay segundas oportunidades para nuestro planeta. Lo estamos viendo en cada rincón. La remediación y recuperación de los ecosistemas y del equilibrio del planeta que permite la vida tal como la conocemos lleva largos períodos de tiempo, no ocurre de un día para el otro”.

El único camino es “hacer el cambio ya o no tendremos alternativas. Impulsar estos proyectos es hipotecar nuestro futuro porque son a largo plazo. Nadie va a invertir millones de dólares para obtener ganancias por unos pocos años. Son proyectos a 20 o 30 años de seguir contaminando, de seguir emitiendo gases de efecto invernadero. Eso debe parar ya si queremos tener una oportunidad de que nuestro planeta se recupere del daño que ya le hemos hecho”, enfatiza la investigadora de Ingeniería.

 

DANIELA KEESLER DERRAMES crop

 La Ing. Daniela Keesler, investigadora de la FIO, está convencida de que la lucha social es clave.

 

Ahora, es complejo  determinar qué pesa más, si el desconocimiento o los intereses económicos aunque está claro que “es muy difícil luchar contra los intereses económicos y termina siendo lo que más pesa. El poder que ejercen sobre gobiernos y medios de comunicación es atroz, y el desconocimiento en general de la población es impulsado por ellos mismos, ya que los medios son manejados por los grupos de poder que nos muestran solo lo que ellos quieren”.

De hecho, la exploración y explotación off shore “se plantea en todos los medios con mayor llegada desde las bondades del petróleo y sus beneficios, y se desprestigia de manera ofensiva a cualquiera que diga lo contrario. Es una lucha desleal, sin ética y desigual”, cuestiona con dureza la Ing. Keesler. 

Una investigación de la Facultad de Ingeniería había ayudado a frenar la exploración de petróleo en el Mar Argentino. Investigadores del Centro de Tecnologías Ambientales y Energía, entre los que se encuentra la Ing. Daniela Keesler, demostraron en 2021 que existe un 99% de riesgo de derrames en las costas bonaerenses si avanza la exploración sísmica en busca de reservas de crudo y gas y se concreta la explotación en una posterior etapa. Sin embargo, el entusiasmo duró solo un par de meses y se esfumó con el decreto presidencial que habilita este tipo de exploraciones.

 

Decepciones y sinsentidos

 

“Es decepcionante y angustiante ver que los intereses económicos de unos pocos pese más que el bienestar de millones de argentinos. Dicen que estos proyectos traerán beneficios económicos importantes a la región, y yo los invito a dar un paseo por provincias históricamente petroleras y que vean cómo vive la mayoría de la gente”, desafía la profesional.

En efecto, “la riqueza no se derrama, queda en manos de unos pocos. No es este argumento para avanzar con estos proyectos, hay mil otras maneras de generar bienestar económico con iniciativas limpias y respetuosas del planeta en que vivimos”, compara.

De igual modo “es triste ver que las herramientas que tengan para defender su postura es la ofensa y el agravio, es triste ver ese nivel de violencia en una sociedad que se considera civilizada”, observa la referente de la FIO.

En síntesis, la situación del país es similar a la de “un barco a la deriva en todos los sentidos, con incongruencias como presentar una nueva NDC más ambiciosa y anunciar la carbono neutralidad al 2050, y a la par impulsar una ley de fomento a la industria petrolera y la exploración offshore”.

Daniela Keesler pide que “alguien me explique cómo se compatibilizan estas cosas. En las proyecciones de escenarios energéticos y de emisiones que hacemos en el cTAE se ve que estas acciones no son compatibles, si la Argentina avanza con Vaca Muerta y con el offshore, no llegará a cumplir las metas de acción climática a las que se ha comprometido internacionalmente”.

Eso demuestra que “definitivamente no fue el mejor cierre del año, solo espero que encontremos el rumbo hacia un futuro donde el bienestar común y el cuidado de nuestro planeta sea nuestra meta”.

Como cierre de análisis, señala la paradoja que encierra el ser humano a partir de “la ambición de unos pocos que nos llevará a la autodestrucción, con la falsa excusa de que el petróleo nos salvará de la pobreza y el hambre. Si eso fuera verdad, ¿cómo se explica que Argentina tenga más del 40% de la población bajo la línea de la pobreza con una historia petrolera de más de 100 años? Es un sinsentido e, indudablemente, el camino hacia una sociedad más justa e igualitaria no es este”.

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