Para Evelin Goldestein, directora de Solar Miron, el año entrante podría ser de oportunidades para la actividad de la autogeneración a través de fuentes de energías renovables. Pero eso dependerá de tres cuestiones elementales: el valor de las tarifas, la aplicación de incentivos y el contexto macroeconómico. La visión de la especialista.
La administración de Alberto Fernández al mando del Gobierno nacional argentino está dando sus primeros pasos, tras asumir el pasado 10 de diciembre. Una de las incógnitas de la nueva gestión es qué sucederá con la política de promoción a la Generación Distribuida mediante fuentes de energías renovables.
El gobierno anterior, en virtud de la aplicación de la Ley 27.424, reglamentó requerimientos técnicos y líneas de promoción para la actividad como el Certificado de Crédito Fiscal (CCF), una deducción impositiva de 30.000 pesos por kW instalado, hasta un máximo de $2.000.000 por instalación.
Pero aún falta la aplicación del Fondo para la Generación Distribuida de Energías Renovables (FODIS), que contará con 500 millones de pesos para promover conexiones a escala residencial e industrial pyme.
En una entrevista para Energía Estratégica, la Economista Evelin Goldestein, Directora de Solar Miron, empresa que brinda soluciones llave en mano para la instalación de sistemas fotovoltaicos, analiza el mercado.
-¿Qué expectativas tiene respecto al mercado de la Generación Distribuida en Argentina?
El mercado de la Generación Distribuida tiene mucho potencial. Pero también puede seguir sin reaccionar. Que despegue o no, dependerá de tres cosas: la primera, del horizonte de las tarifas de energía eléctrica convencional; la segunda, de la implementación de incentivos para la energía renovable distribuida; y, la tercera, del contexto macroeconómico. Las empresas estarán interesadas en tener su propio sistema de generación renovable si es rentable y si el plazo de recuperación de la inversión es razonable. Para que eso ocurra, sería ideal contar con instrumentos de financiamiento que permitan equiparar la cuota de repago del crédito con el ahorro que se genera al disponer de un sistema fotovoltaico.
De esa manera, una vez que la empresa cancela el crédito – supongamos después de 6 o 7 años – le quedarán más de 15 años de energía gratis, y la vida útil de los paneles solares se estima entre 25 y 30 años.
No solo eso. También es clave disponer de un horizonte claro de evolución de las tarifas de energía eléctrica para poder hacer la comparación entre el costo de la energía convencional y la generación renovable.
Actualmente, cada Distribuidora publica sus cuadros tarifarios, que tienen vigencia de tres meses. Pero más allá de ese período, los usuarios no conocen qué sucederá con las tarifas. Para impulsar las inversiones en energía renovable distribuida es necesario conocer el sendero de evolución de las tarifas a mediano plazo.
Y, por último, es fundamental que el contexto macroeconómico sea propicio para realizar inversiones.
En 2016 y 2017 se observaba interés por parte de las empresas, al menos solicitando presupuestos para instalar sistemas fotovoltaicos. Había oportunidades reales para concretar proyectos. Sin embargo, la gran mayoría quedaron truncos. El denominador común fue que las empresas decidieran postergar sus inversiones.
-¿Entonces la aplicación del FODIS será central para esta actividad?
Sí, es clave. Si se logran implementar líneas de financiamiento con tasas de interés subsidiadas para quienes instalen sus sistemas de generación renovable. También sería deseable que se otorguen incentivos sobre tarifas de inyección a la red. Sin financiamiento es imposible que el mercado de Generación Distribuida despegue.
-¿Cree que el Gobierno argentino debe trabajar en la misma línea que lo venía haciendo la anterior gestión?
Es muy valioso que se haya sancionado la Ley de Generación Distribuida y que se haya reglamentado.
Sin embargo, todavía hay mucho por trabajar. Especialmente, en los siguientes aspectos: esclarecer la coexistencia de regímenes provinciales con el régimen nacional; llevar a la práctica las políticas que se mencionan en la normativa, como la implementación del FODIS y FANGISED; y aprovechar a apoyar a las empresas instaladoras y proveedoras de componentes para sistemas de energía fotovoltaica de pequeña y mediana escala que son en su mayoría PyMEs.
-¿Qué balance hace del 2019 respecto al mercado argentino y qué proyectos han consolidado?
Esperábamos que el mercado explote en 2018, y no sucedió; que explote en 2019, y tampoco sucedió. Sin embargo, el balance es positivo porque tenemos algunos proyectos en marcha. Dos de ellos, estamos próximos a la puesta en marcha: una central híbrida (fotovoltaica-diésel) en El Impenetrable Chaqueño y un sistema fotovoltaico de 200 kWp en una empresa en Salta.
Además, tenemos otros dos proyectos próximos a iniciar la construcción: un sistema fotovoltaico de 65 kWp para una cooperativa eléctrica en Buenos Aires y otro de 85 kWp en una empresa industrial alimenticia. Fuente: www.energiaestrategica.com