El COVID-19 nos muestra, de nuevo, que la salud de las personas y la del planeta están íntimamente relacionadas, a la vez que profundiza las desigualdades de género en las que vivíamos. Alcanzaremos logros efectivos en conservación solo si consideramos el papel clave y diferenciado que tienen las mujeres y las niñas en ello.
Los embajadores de los países miembros de la Unión Europea en la Argentina reflexionaron en torno de los compromisos asumidos en ese pacto histórico sobre el calentamiento global. Y buscan alinear las políticas en áreas que van desde la energía hasta la industria, la agricultura, alimentación y biodiversidad con nuestros objetivos de sostenibilidad.
En los peores días de la pandemia, las ciudades recuperaron su noche. El cielo de Berlín o Granada confirma que se redujo hasta la mitad el efecto contaminante. Al haber menos coches y aviones, hubo menores emisiones que limpiaron la atmósfera, dejando que la luz escapara al espacio.
Argentina y México depositaron el Acuerdo de Escazú ante la ONU, con lo que ya son 12 naciones que lo ratificaron. De esta manera, Escazú entrará en vigencia el 22 de abril, en el Día Internacional de la Madre Tierra. Andrés Nápoli, director de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) elogió el tratado.
Ni la reducción de la actividad industrial y el tráfico aéreo durante la pandemia, ni el fenómeno de La Niña, que suele enfriar los océanos, frenaron el avance del calentamiento global en 2020, que según la Organización Meteorológica Mundial (OMM) será uno de los tres más cálidos de la historia.